Detrás del espejo


Todas podemos ser preciosas

La moda y el estilo de la alfombra roja de la entrega de los premios Oscar es algo que se sigue comentando cada año durante semanas. Es así porque esa tarde de domingo está hecha para que las estrellas que el mundo ve en pantalla desfilen las distintas propuestas de diseñadores y estilistas que también buscan estar presentes en esa vitrina.

Cada año se habla de los aciertos, pero también de los desaciertos. ¿Por pura envidia? No necesariamente. La verdad es que si bien la mayoría de las mujeres que pisan la alfombra roja tienen medidas y rasgos muy atractivos – según los cánones de belleza convencionales- no todo lo que se ponen les queda bien (apostamos que a muchas de ustedes ya les vinieron al menos tres o cuatro ejemplos a la cabeza y una sonrisa algo maliciosa se dibujó en sus rostros).

No importa cuán alto sea el precio de la pieza que llevan encima, hay cosas que les lucen y hay otras que no. Y eso, aunque muchas lo sabemos, es bueno recordarlo. Porque también aplica para quienes, como la mayoría de las mujeres del planeta, no tienen medidas ni perfiles tan perfectos que rayan casi en lo imposible.

Lo cierto es que a todas las mujeres hay algo que nos queda bien, que nos hace sentirnos y vernos hermosas. Lo único que hay que hacer es descubrirlo. Y redescubrirlo, porque a veces se nos olvida o hay cosas que pasamos por alto. Lejos de querer pronunciar un discurso de autoayuda, te invitamos a verte al espejo, pero no para buscarte defectos, sino para identificar tus mejores rasgos. Te prometemos que te sorprenderás gratamente. Pero además de tener buen criterio para descubrir aquello que nos hace lucir aún mejor, hace falta algo que no se ve en el espejo pero que todo el mundo percibe: la actitud.

Por eso pensamos que quien más brilló en la alfombra roja fue Gabourey Sidibe, de la película Precious (Preciosa). Ella no sólo acertó con un maquillaje que realzaba la dulzura de su rostro, o un vestido que favorecía a su figura y tono de piel, ella acertó en lo más importante: mano en cintura y sonrisa en boca, acompañada de mucha simpatía, nos mostró a todas lo que es tener confianza en sí misma. Eso sí es un gran acierto.


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